Carmen Sánchez es la CEO de Intelema e impulsora del Método Zisne, a partir del cual, y con herramientas basadas en la inteligencia emocional, ha conseguido que numerosas empresas practiquen desde un nuevo prisma la productividad de las personas en las organizaciones. En esta entrevista revisamos con ella las principales claves para conectar con la felicidad profesional y personal en las organizaciones, como extensión de las prácticas sostenibles de Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
¿Son más sostenibles las empresas que apuestan por la inteligencia emocional?
Son plenamente sostenibles y estables aquellas empresas que apuestan por conocer el potencial de sus empleados. El marco de competencias emocionales que Daniel Goleman describió a través de un estudio de investigación define un modelo de indicadores a tener en cuenta y demuestra que esos indicadores se mueven, se desarrollan. Así como el coeficiente intelectual a fecha de hoy es “fijo”, el coeficiente emocional es todo un potencial a desarrollar, a evolucionar. Ese marco está compuesto de dos tipos de competencias emocionales: las competencias personales y las competencias sociales. Las competencias personales determinan el modo en cómo nos relacionamos con nosotros mismos, las competencias sociales determinan el modo en cómo nos relacionamos con los demás.
¿En cuál de estas competencias hemos de poner el foco?
Nosotros hemos centrado la atención en las competencias personales, en la primera competencia, que también es la conciencia en uno mismo. Conocerse a sí mismo es muy importante para poder tener una conducta equilibrada, para sentirse pleno. Y cuando trabajamos profundamente esta competencia todas las demás se actualizan, se desarrollan.
Precisamente, en Intelema, hemos investigado y creado una metodología, el Método Zisne, que destapa lo que cada ser humano es. A veces rechazamos lo que somos y esto nos lleva a desgastarnos y a enfermar. Somos lo que somos y es muy importante averiguarlo, ahorra mucho sufrimiento al individuo y muchos costes a las organizaciones. Si las empresas se abren a que sus empleados se conozcan así mismos, lograrán empresas creativas, dinámicas y prósperas.
¿Formaría parte de las acciones de Responsabilidad Social Corporaritva (RSC) de una empresa atender este aspecto clave para las personas?
Siempre. En 1999, y como iniciativa de Kofi Annan (entonces secretario de las Naciones Unidas), se lanzaron una serie de iniciativas que identificaron lineamientos o principios que debían ser considerados por las empresas, para contribuir al desarrollo de la sociedad, de las comunidades y de los mercados. Las medidas establecidas en esta iniciativa involucran temas de derechos humanos, laborales, del cuidado al medio ambiente, así como medidas anti-corrupción, temas que abarcan los «Diez Principios» con que cuenta el Pacto Mundial, conocido como «UN Global Compact». Si bien las empresas no se encuentran obligadas de forma jurídica alguna a la implementación y seguimiento de dichos principios, son lineamientos aspiracionales que, dentro de su gestión, operaciones u estrategias, deben de tomar en cuenta para actuar y cumplir dentro de un marco de Responsabilidad Social Corporativa establecido en el ámbito mundial.
No hay mayor derecho que crear estructuras que faciliten a cada ser humano ser lo que es. Y cuando una persona toma conciencia de lo que es, de sí misma y lo pone al servicio de la sociedad se logra, en definitiva, un planeta limpio, un mundo sostenible. En cualquier compañía es de vital importancia que los líderes sean conscientes de cómo usan sus luces y sus sombras, la característica fundamental del liderazgo es la de influír, y no es lo mismo ejercer una influencia desde el ser que desde el ego. El ser influye; el ego manipula, la línea es tan fina que a veces no es fácil detectarla, distinguirla. El liderazgo y el abuso de poder en muchas ocasiones es uno.
¿Qué experiencia acumula su empresa en el trabajo de ese marco de la RSC?
Nuestra experiencia ha estado muy ligada al mundo empresarial y sobre todo en la Comunidad Valenciana donde hay muchas empresas micro y familiares. ¿Qué sucede en estas pequeñas empresas? El empleado exige al empleador los mismos derechos que se tiene en una multinacional, se sienten explotados, cuando la realidad es otra muy distinta. Son muchos los empresarios que pagan a sus empleados y ellos son los últimos en cobrar y esta realidad está oculta. Las personas piden, piden, piden y no están conectadas a su misión, están conectadas al dinero y no a su papel. Y estas pequeñas empresas, pagan un precio muy elevado, en muchas ocasiones no les queda otra alternativa que el cierre. Todos los seres humanos de una organización han de aprender a ser conscientes y dar lo mejor de sí mismos.
¿Qué significa el Método Zisne de Intelema para las empresas y las instituciones?
Un protocolo de actuación para que las personas logren estar felices y vitales y las empresas y sus movimientos constantes sean lideradas por personas flexibles, con confianza, con visión y con valores humanos.
¿Cuál es el indicio más contaminante para una organización?
No saber manejar la mente racional y las emociones. Un exceso de racionalidad y un exceso de emocionalidad.
¿Cómo trabaja Intelema estas situaciones?
Primero, que la persona sepa que su materia prima está hecha de una energía, algo etéreo que tiene que transformarlo en algo real, en un producto útil y valioso. La persona ha de conocer sus propias capacidades y valores esenciales. A través de 20 sesiones, 20 horas la persona puede tener una radiografía de para qué está en este mundo y cómo usar aquello que le es único.
¿El teletrabajo ha sido mejor para las personas?
En muchos casos sí, pues ha terminado con “el sálvame” de las organizaciones, esto hace mucho daño al individuo y, por supuesto, a la organización. A las personas les encanta juzgar, criticar todo lo externo a sí mismos, un gobierno al que criticar, un jefe, un compañero, al marido o a la mujer. Este ruido mental es contaminante al máximo. Y una de las cosas que hace el Método Zisne es parar este ruido mental y en caso de las organizaciones, que la persona recuerde para qué está en su puesto y se conecte conscientemente y de lo mejor de sí misma.