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La Responsabilidad Social Corporativa y su contribución a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

El concepto de responsabilidad empresarial o responsabilidad social corporativa surge por primera vez en Estados Unidos en los años 60 del siglo XX, como consecuencia de la respuesta de la sociedad a conflictos bélicos como la Guerra de Vietnam y conflictos interraciales como el Apartheid. En ese momento despierta el interés de la ciudadanía por averiguar de qué forma contribuyen con sus compras, inversiones y trabajo a perpetuar prácticas políticas o económicas éticamente censurables. En consecuencia, la sociedad comienza a demandar cambios en los negocios y una mayor implicación de las empresas en los problemas sociales.

Desde que se acuñó por primera vez el concepto de responsabilidad empresarial el panorama social, económico y empresarial ha cambiado significativamente. La sociedad y las empresas han ido superando distintas etapas, desde el cumplimiento legal (años 80), a la mejora operativa de la gestión (certificación de sistemas de gestión implantados en los años 90) hasta alcanzar el nuevo reto: la sostenibilidad y la Responsabilidad Social Empresarial.

Se puede definir ética empresarial como la toma de conciencia por parte de las organizaciones de que sus responsabilidades no son únicamente económico-financieras y que deben rendir cuentas no solo a accionistas, propietarios o mercados, sino también ante sus empleados, comunidades locales, sociedad e incluso ante generaciones futuras.

El hecho de que una organización deba responsabilizarse de sus actos no es nuevo. En todos los países hay legislación detallada, civil, penal, laboral, administrativa y mercantil, que especifica qué responsabilidades tienen las personas y las corporaciones. Lo que es relativamente nuevo es la conciencia social de que esa responsabilidad corporativa o empresarial existe, y que debe hacerse efectiva incluso cuando la ley no alcanza a imponerla. Por ejemplo, cuando atañe a hechos realizados fuera de las fronteras del país de origen de la empresa o cuando ninguna ley protege el bien afectado.

Las organizaciones con una sólida cultura ética se caracterizan por anticipar esas demandas, asumiendo esas responsabilidades antes de que sean asumidas como quejas, o antes de que se produzca el daño.

Así pues, desde hace alrededor de dos décadas empiezan a aparecer numerosos ejemplos de la importancia de estos mecanismos de actuación que, debido a su naturaleza, son de carácter voluntario. Un ejemplo de ello es la elaboración por parte de la Unión Europea del “Libro Verde: Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas” (2001), definiendo en este caso responsabilidad social como “la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores”. Así, la conformación de una identidad empresarial encuentra en la respuesta social un factor determinante y diferenciador, haciendo de esta manera inseparable el beneficio económico del social y ecológico.

En 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, una oportunidad para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino con el que mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás. La Agenda cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta la lucha contra el cambio climático, la educación, la igualdad de la mujer, la defensa del medio ambiente o el diseño de nuestras ciudades.

Los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) constituyen sin duda alguna una oportunidad para dotar de un nuevo impulso y actualizar el compromiso de las empresas con la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). En este sentido, los ODS presentan una oportunidad para aplicar nuevas soluciones que permitan hacer frente a los retos más relevantes del mundo en materia de desarrollo sostenible.

Al conformar un renovado paradigma de desarrollo sostenible y una agenda global para el desarrollo de nuestras sociedades, los ODS permitirán a las empresas demostrar cómo sus negocios y sus modelos de gestión ayudan a avanzar en el desarrollo sostenible.

Desde Imedes ofrecemos la asistencia técnica necesaria para incorporar la sostenibilidad en la estrategia de las organizaciones y comunicarla eficazmente.